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martes, 24 de julio de 2012

Chica de Ipanema La segunda canción más grabada de la historia cumple 50


Chica de Ipanema
La segunda canción más grabada de la historia cumple 50
"Chica de Ipanema", clásico de la bossa nova, cumple medio siglo de vida y elegimos diez versiones para recordar.

Lo ha cantado todo el mundo, hasta Frank Sinatra y Amy Winehouse, y es el segundo tema más grabado del mundo, según la revista Performing Songwriter (según Guiness, el más grabado es Yesterday, de Lennon y McCartney).
La canción, inspirada por una muchacha que pasó delante de los autores del tema, que estaban sentados en un bar de la playa, fue una especie de presentación mundial de Río de Janeiro. Ahora, con 50 años de vida, el paso del tiempo no ha hecho sino aumentar su encanto, añadiéndole un toque de nostalgia a este himno a la belleza y la juventud.
El bossa nova todavía era joven, casi una novedad en Río de Janeiro, su nombre significaba "nueva forma" y así era: fresco y un acercamiento con un toque de jazz a la música más popular de Brasil, la samba. El ritmo era el mismo, pero mientras que la samba era catártica, comunal y a base de percusiones y voces poderosas, el bossa nova era íntimo, contemplativo: sólo un cantante y una canción.
El nuevo ritmo traspasó de inmediato fronteras. El disco de 1962 "Jazz Samba" de Stan Getz y Charlie Byrd tomó el sonido de Brasil y lo pasó por el filtro de la sensibilidad de los músicos estadounidenses, haciéndolo agradable al público del país.
La chica, de hecho, existió. Heloisa Eneida Menezes Paes Pinto, tenía entonces 17 años y sus amigos le decían Helo. Sus días como adolescente los pasaba entre la casa, la escuela y la playa, una ruta que la llevaba cerca del bar donde Moraes y Jobim pasaban horas frente a sus bebidas. Sus ojos seguían a Helo cuando pasaba por ahí, extasiados por su piel brillante y su largo cabello oscuro. Helo no tenía idea de esto.
Cuando escuchó la canción en el radio le gustó y la solía silbar algunas veces, pero nunca sospechó que había inspirado la letra. Los chicos en el bar decían que hablaba de ella, pero ella no les creía. Finalmente en 1965, Moraes reveló la prueba definitiva y escribió en una revista que Helo era la belleza detrás de la canción "esa chica dorada, una mezcla entre flor y sirena, llena de luz y gracia, pero cuya vista también es triste porque lleva con ella, hacia el mar, la sensación del paso de la juventud, la belleza que no sólo nos pertenece a nosotros".

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